He trabajado en el mundo del diseño gráfico desde 1999. Mi formación académica suma un título superior en Ilustración a una licenciatura en Historia del Arte o un Máster en Lectura, Libros y Lectores Infantiles y Juveniles. En formación permanente, como ilustradora estoy especializada en el ámbito de la literatura infantil, publicando en editoriales como Anaya, Edelvives o Degomagom. Mi interés por este campo, así como por el desarrollo de proyectos culturales, me ha llevado al también al comisariado de exposiciones especializadas. En 2011 creé Con Trompa y Cartón, un espacio propio en el que he podido desarrollar mi pasión por el mundo del papel y la ilustración con absoluta independencia. Dentro de este proyecto han ido surgiendo colecciones y colaboraciones con marcas como Pint, una colección de papel pintado para pared, y varias colecciones diseñadas en exclusiva para tiendas de museos como el Thyssen o el Palacio Real de Madrid. Mi trabajo consiste en acompañar al cliente en la definición de sus necesidades y expectativas, valorando distintas opciones, colaborando con otros profesionales del sector y aportando la experiencia de más de 25 años de trabajo en el ámbito del diseño y la ilustración.
Paula Alenda o la levedad de la imagen. Antonio Ventura
(2006. Catálogo de la exposición Alicante Ilustra
junto a Pablo Auladell, Miguel Calatayud, Javier Sáez Castán)
Decía Leonardo Da Vinci (cito de memoria) que todo creador realizaba su obra a su imagen y semejanza. Paula Alenda sería una ilustradora-diseñadora en la que esta aseveración se cumple de manera evidente.
Pero como estas palabras no se refieren a la persona, sino a la obra, trataré de moverme en esos límites, sabedor de que ésta es una metáfora exacta de aquella.
Da igual sobre qué trabajo de nuestra creadora proyectemos la mirada: la misma sensación de levedad, el rigor compositivo y la armónica definición en la elección de los colores serán las señas de identidad de una obra de evidente sutileza.
Llama la atención la madurez en el trabajo plástico gráfico, como ustedes prefieran, de esta artista; no importa que su actividad se resuelva en el territorio de la publicidad, el diseño o la ilustración de textos poéticos para niños. Los parámetros que la definen vienen fijados por una intuición que dialécticamente dialoga con la reflexión, y, sobretodo, con una sabiduría poco frecuente en una persona tan joven.
No es de extrañar, por tanto, que acudan a nuestra memoria plástica propuestas estéticas tan sólidas como las de Paul Klee o Stepan Zavrel. Sin duda nuestra creadora conoce la obra del pintor suizo, quizá también la del gran ilustrador checo; pero ello es lo menos importante. DecíaPicasso que no hay miseria en copiar a los demás, que lo realmente miserable es copiarse a sí mismo. Nada más lejos, esto último, de lo que le suceda Paula. En ese tanteo que todo creador realiza ala hora de encontrar el lenguaje que lo define, la“manera” en la que se reconoce, Alenda transita por territorios que evocan la obra de algunos delos pintores e ilustradores que nos han legado una herencia estética tan rigurosa y significativa como la de los artistas antes citados.
Y para comprobarlo no hay más que asomarse a cualquiera de sus propuestas plásticas. La aparente ingenuidad que las define no debe confundirnos:no hay improvisación ni ausencia de rigor. Todo lo contrario: las figuras, construidas por un trazo y un colorido premeditados se enmarcan en unos espacios ausentes de escenarios, pero no por ello vacíos. Aquí el silencio, como en la música, tiene su importancia, casi tanta como aquellos lugares“ocupados” por el sonido, que aquí traducimos como color, gesto, dibujo…
La mayoría de las veces no es verdad aquello deq ue una imagen vale por mil palabras, sólo ocurreen algunas pocas ocasiones, y ésta es una de ellas.